El pasado 8 de mayo participamos en el III Congreso CIME, celebrado en la Embajada de México en España, como parte de la mesa redonda sobre comunidades. Acudimos por invitación de Berenice Ávila, presidenta de la asociación CIME, y representadas por nuestra presidenta, Carolina Hernández. En esta entrada compartimos de forma íntegra el texto que preparamos para responder a las preguntas que se nos harían durante nuestra intervención. Queremos dejar por escrito nuestras reflexiones para quienes no pudieron asistir y también como una manera de complementar o profundizar algunas ideas que, por limitaciones de tiempo, no alcanzamos a exponer durante el encuentro.
¿Cuáles son las principales necesidades o retos que enfrentan los mexicanos al llegar a España, y cómo sus asociaciones están respondiendo a ellos?
Nombrar los retos o necesidades de los mexicanos y mexicanas en España es complicado.
Justo es un reclamo que venimos haciendo desde Mexicanas en España es la ausencia de recursos destinados a estudios formales que desprendan estadísticas concretas de las necesidades primordiales de nuestra comunidad.
Desde la perspectiva de esta asociación, hemos identificado que el origen de varios de los problemas de la comunidad se desprende de la desinformación en el proceso migratorio. Aunado al “arrastre” de la alta informalidad laboral en México, se genera un círculo que dificulta salir de la precariedad laboral y, por ende, económica, sobre todo a mujeres.
Identificamos que se inician procesos migratorios con ideas preconcebidas y “vicios” del modelo económico y funcionamiento general de la sociedad de México, así como del modelo migratorio más cercano, por relación histórica y ubicación geográfica, que es el que se da hacia Estados Unidos.
Muchas connacionales desconocen el funcionamiento institucional y el contexto laboral, económico y social de España, lo que les lleva a reproducir formas de autoempleo informal que perpetúan su exclusión de derechos laborales y de protección social.
A nivel institucional esto se refuerza dado que se reproducen políticas dirigidas a las mujeres migrantes enfocadas en el discurso del “empoderamiento” y emprendimiento, que es en realidad autoempleo.
Las instituciones mexicanas no adaptan tales políticas a la realidad de España en donde, con la figura del autoempleo, es muy complejo conseguir estabilidad laboral y económica incluso para los nacionales. Estas ideas se replican en asociaciones, grupos, colectivos, etc.
En muchos casos, el emprendimiento se limita a sectores informales de baja rentabilidad, lo que no contribuye a un desarrollo económico sostenible ni mejora la calidad de vida. Así, aunque se percibe como una solución, en realidad refleja la falta de alternativas laborales.
Otra problemática falta de conciencia de clase social y de la realidad económica. Especialmente entre aquellas mujeres que migran por razones afectivas. Aunque la pareja ofrezca resolver las necesidades económicas del hogar, tales promesas no pueden garantizar la estabilidad a largo plazo. La pareja puede romper, surgir una crisis económica que haga insuficiente su ingreso o que pierda el empleo. Si ambos dependen de su trabajo para vivir, no debería dejarse la suerte de la familia que están creando dependiente al ingreso y carrera de uno solo, por mucho que lo ofrezca con su mejor voluntad. Quien migra es aún más vulnerable al ser la parte económicamente dependiente. De llegar a disolverse la relación o la pareja sin ingreso suficiente o sin empleo, se encontrará sin educación con validez en el país receptor, fuera del mercado laboral años y sin una red de apoyo cercano para establecerse sola o encontrar empleo rápido.
La forma en la que desde nuestra asociación enfrentamos esta problemática es haciendo estos reclamos de forma pública, fomentando el desarrollo del pensamiento crítico, información de calidad y gratuita para que las migrantes desarrollen una integración plena y real al mercado laboral y sociedad española.
¿Qué tipo de apoyos concretos ofrecen sus asociaciones (legales, emocionales, laborales, culturales), y cómo puede una persona recién llegada acceder a ellos?
Mexicanas en España ofrece formación, cursos, charlas, talleres, posts en páginas de redes sociales y web, entre otras herramientas.
Se comparte información verificada y guías para migrar de manera informada y que así no caigan en discursos vacíos que retrasarán o harán fracasar su integración exitosa en España.
Toda la información y formaciones que generamos y compartimos busca fomentar la conciencia social y el pensamiento crítico, porque es la forma más concreta y transformadora de autocuidado. Se aprende a identificar y razonar problemáticas que nos afectan: laborales, culturales, emocionales, etc.
¿Qué papel juega la comunidad mexicana organizada en la integración y el bienestar emocional de quienes viven lejos de casa?
Primero habría que preguntarnos si realmente existe una comunidad mexicana organizada en España. Porque estar organizadas no es solo reunirse para celebrar fiestas tradicionales, mantener la nostalgia colectiva o difundir acciones de apoyo individual. La organización colectiva implica tener una estructura capaz de generar análisis, exigir derechos y dialogar con las instituciones. En ese sentido, aún estamos lejos.
Existen asociaciones como la nuestra que intentan abrir espacios de información y reflexión, pero no podemos hablar todavía de una comunidad con representación política ni con incidencia real para impactar verdaderamente en el proceso de integración y estabilización socioeconómica de la comunidad.
Esta pregunta que nos hacen nos lleva a otra pregunta: ¿Por qué reducimos el bienestar a una experiencia emocional?
No hay que sentirse bien para estarlo, hay que estarlo para sentirse. El bienestar emocional es consecuencia de condiciones objetivas, que en el caso de una comunidad migrante aterriza en aspectos concretos como resolución de tramites migratorios, acceso a educación, empleo, servicios sociales.
Esto no deslegitima sensaciones ni emociones personales, pero si cuestiona la promoción de discursos que venden las soluciones individuales a problemas colectivos. Ni la autoayuda, empoderamiento o sesiones de abrazos van a resolver problemas que se evidencien y que son recurrentes en un colectivo.
En cuanto a esta constante del “duelo migratorio”: Quien migró y ahora vive permanentemente en la nostalgia y añoranza del pasado, en un país que razonablemente tiene mejores sistemas de salud, seguridad en sus calles, educación, etc. será que en la cruda cotidianeidad está peor que donde venía.
Si esta situación de este supuesto “duelo” o frustración es recurrente en una comunidad migrante, solo tenemos dos alternativas o mejorar nuestras condiciones colectivas en el país receptor o seguir sumidas en la pena. Otra cosa es la salud mental, que es un tema médico serio, no una suma de emociones ni un estrés pasajero. La salud mental requiere atención especializada dentro del sistema de salud del país que nos recibe.
¿Tienen algún proyecto, iniciativa o evento próximo que busque fortalecer el sentido de comunidad y apoyo mutuo?
A veces se presenta el apoyo mutuo como si debiese ser el fin de una organización. Pero es apenas una base mínima. Es decir, el apoyo mutuo no es para nosotras un fin en sí mismo si no un punto de partida para la lucha colectiva y en ese sentido, remarco, aún no estamos ni a mitad de camino.
Desde una perspectiva crítica, el apoyo mutuo puede entenderse como una forma inmediata de resistencia y supervivencia dentro de contextos de precariedad o exclusión, pero no sustituye a la transformación estructural. Debe de concretarse con una conciencia de clase y una voluntad de cambio colectivo o se corre el riesgo de diluir la posibilidad de organización política.
Por eso, fortalecer el sentido de comunidad es necesario, sí, pero únicamente si lo entendemos como un proceso que debe desembocar en acción colectiva.
Asociación Mexicanas en España